En esta exposición, que
forma parte de una más amplia, os presento una reflexión tímida y personal
sobre las relaciones humanas en un tono de metáfora. Los temas, recurrentes en
cada uno de nosotros, los visualizamos los artistas utilizando todos los
recursos, circunstancias y avatares que nos permite la forma. Así pues, veréis
que pegar, dibujar, aludir, manipular o pintar adquieren su sentido último
cuando consiguen comunicar con sensibilidad.
En este mundo interior los
hilos fueron pintados inicialmente para pasar después a ser pegados e
incrustados en otras obras, fueron derivando a elementos vegetales y plumas
(como caricias), formando parte de una iconografía en la que nudos, raíces,
entramados y urdimbres aluden a las
débiles estructuras emocionales que nos sostienen como personas. Nos muestran
frágiles pero resistentes como juncos, imbricados en nuestras respectivas redes
de conocidos y seres queridos.
El
uso de dípticos y trípticos me permite visualizar secuencias vitales. Necesidad de distintos espacios conectados,
siendo la línea, el hilo o la madeja quien los construye. La relación de sucesiones, historias y casualidades en
cadena que nos ofrecen la sin razón de las causas y la arbitrariedad de las
soluciones. Y aparece la maraña
como visión colectiva de relaciones y caminos, alegoría de un universo
esencialmente humano. El nudo, que es el tema origen de toda esta exposición surge
más bien como liberación: dos mundos en un díptico que interactúa en la acción
generando un universo relacionado y solucionando el otro en ambas direcciones.
La relación de pares hombre-mujer como relación de tensiones, la dualidad de lo masculino y lo femenino, y que nos va llevando hacia aceptación sobre la
multilirealidad con la que se admite uno a sí mismo.
El tema de la Naturaleza esta es vista como subterránea y mágica, creadora de un submundo denso y abigarrado origen de todas las posibilidades. Mundos vegetales que quedan atrapados en la cera. Amores en germen, tallos brotando. Espacios de ramajes apretados condenados a una espacio de ámbar, cerrado, quieto...color de la cera.
Veréis claramente que esta
simbología se adhiere al mundo femenino del tejer, coser, sembrar y cuidar con
afecto de nuestro entorno más próximo. Sigo pues en continuación de otros trabajos
anteriores, aunque con el tiempo mi paleta se ha vuelto más blanca, más
espiritual y sin perder el gusto por las
texturas quiero pensar que se mueve ahora en una sabia contención entre fuerza
e idea. Como muchos pintores que hemos probado otros medios, el placer por la
pintura nos pierde y volvemos al color y los pinceles para querernos. En estos trabajos que os muestro el símbolo,
lo figurativo y el sentimiento abstracto se combinan dentro de la intimidad de
una pintora como un cúmulo de estratos sucesivos. Espero que esto no os choque.
Aquí os dejo algunas de las
reflexiones que están escritas por las paredes de mi estudio:
La trama, urdimbre,
enrejado, tela, red, entramado, enramado, tejido, velo, retícula, malla, donde
caer o estar atrapado.
Nudo como reunión de hilos
que expresan la fuerza, ligazón, amarre, atadura que reprime o atadura deshecha,
asideros sentimentales.
Nudos como problemas que
surgen, dificultades, escollos a solucionar. Atasque psicológico, disyuntiva. Nudos atascos.
El nudo como tensión y búsqueda de posibles salidas. Cruce de
caminos. Intersecciones de trayectorias en las personas
Planteamiento, nudo y
desenlace. Clásico proceso de una obra literaria y extrapolable a la vida.
Desanudar. Acción de
deshacer nudos o entuertos. Referencias al Quijote y a la actitud quijotesca. Deshacer
nudos como acción de aclarar, de solucionar, Despejar marañas, airear,
desenredar. Implica dificultad de visión general.
Marañas o enramados como
laberintos. Sensación de pérdida en un conjunto mayor que te puede y al que
está vinculada emocionalmente.
Las que soplan sobre los
nudos- hechiceras judías.- para crear discordia, crear confusión. Referencia a
un texto que aparece en la Alhambra
de Granada.
El hilo de la vida. Las parcas.
Trenzar, tejer, vivir.